Vivimos inmersos en rutinas que apenas nos dejan tiempo para el ocio y el disfrute, los horarios laborales, las obligaciones diarias… convierten las semanas en días totalmente rutinarios en los que apenas tenemos tiempo para el contacto social, así que no es de extrañar que cuando disponemos de tiempo libre lo compartamos con nuestros familiares y amigos, pero en muchas ocasiones nos olvidamos del contacto con uno mismo, sí sí, habéis leído bien, evidentemente es importante compartir tiempo con los tuyos, pero también lo es igual o más compartir tiempo con uno mismo, conectar con uno mismo, reflexionar, sentir que te estás dedicando tiempo a ti y que lo haces por y para ti. Y de eso quiero hablaros precisamente hoy. Como veréis el artículo de hoy poco tiene que ver con los artículos anteriores (más científicos), hoy quiero que me conozcáis un poco más y hablaros de mi propia experiencia. Llevo años trabajando como psicóloga, y hace unos dos años y medio tomé la que ha sido seguramente una de las decisiones más difíciles que he tomado hasta el momento, montar mi propio centro de psicología. Digo difícil porqué emprender en este país no es precisamente una tarea fácil, corres riesgos, apenas tienes ayudas ni económicas ni de cualquier otro tipo.. y por otro lado implica una gran responsabilidad (trabajamos con personas, más concretamente con su bienestar emocional  y mental, y eso lo hace especialmente difícil) pero al final cuando uno ama su trabajo y tiene un sueño, siempre he sido de las que ha pensado que si no arriesgas no ganas. Como os decía, llevo años trabajando como psicóloga intentando ayudar a multitud de personas, y me encanta, pero no es fácil, a veces llegas a casa con una gran carga emocional que puede llegar a saturar, luego el fin de semana quedas con los amigos y la familia y seguramente por ese don y esa empatía que tenemos los psicólogos, te explican sus problemas, sus aventuras, en definitiva sus historias …  (y en realidad me gusta que lo hagan), pero hubo un momento en que me di cuenta que muy pocas veces me dedicaba tiempo a mí, a mis preferencias, a desconectar y conectar conmigo misma. Ese momento quizás fue cuando decidí probar algo nuevo, algo que no hubiera hecho nunca y que me pudiera aportar sensaciones, emociones nuevas. Era el momento, uno de mis amigos de siempre, es un gran amante de la montaña, hace alpinismo y siempre me había insistido para que subiera una cima de 3000 metros con él, me hablaba de sensaciones únicas pero yo sólo era capaz de ver el sacrificio y esfuerzo que requiere.  En realidad me parecía un reto difícil de conseguir, aunque siempre he practicado deporte, era algo totalmente desconocido y que requería una buena resistencia física, pero una vez más pensé : quien no arriesga no gana, vamos a intentarlo.                            Así que con pocas esperanzas de conseguirlo (para que vamos a engañarnos) allí estaba, junto a mi amigo  delante del Tuca de Culebras(3062 metros) , en el parque natural de Posets Maladeta (Aragón).  Y sí, subí y bajé, y me costó, pero lo conseguí, aunque para mí eso no fue realmente lo más importante. Las sensaciones, las emociones, las motivaciones que sentí aquel día, eran emociones y sensaciones mías, solo mías, lo estaba haciendo por y para mí, y me sentí llena, llena de vida, de alegría, de tranquilidad, de orgullo, de satisfacción, de muchísimas cosas que quizás no se puedan expresar en palabras. Conecté con la montaña, con el paisaje y sobretodo conmigo misma.  Había dedicado todo un día a escucharme a mí misma, a sentir cada uno de los pasos que daba, a desconectar de la rutina, a olvidar cada uno de mis problemas y de los ajenos, me había dedicado todo un día a vivir, alejada de todo y todos los que envuelven el día a día. Era feliz ( que también lo soy a diario, pero ese día me sentí distinta).  Quizás en ese momento decidí que sí, que la montaña me había gustado, que realmente era un lugar maravilloso para poder dedicarme tiempo a mí misma, así que desde entonces he sumado alguna que otra aventura en la montaña, y cuento los días para volver a ver el mundo rozando el cielo. Y ahora sí, habiéndolo comprobado de primera mano, voy a hablaros de los beneficios de la montaña más allá de mi propia experiencia. Son sobradamente conocidos los efectos beneficiosos de la práctica deportiva y el montañismo, sobre la salud física de la persona, sin embargo, pocas veces somos conscientes de las importantes consecuencias positivas que pueden ejercer sobre la mente. – La práctica adecuada del montañismo, senderismo, trekking o alpinismo, puede constituir factores beneficiosos sobre la salud mental del individuo. Desde el punto de vista psicológico, la relación con el medio montañoso exige una correcta actitud mental y una oportuna preparación física y técnica del individuo. Existen algunos estudios efectuados sobre las características de personalidad de las personas que practican montaña, que si es de vuestro agrado puedo publicar más adelante. – El senderismo, el trekking o el alpinismo ayudan a reducir los pensamientos negativos y obsesivos. Pasar tiempo en la naturaleza ayuda a ver la vida de forma más positiva. – Un estudio de Ruth Ann Atchely y David L. Strayer concluye que la tecnología y el ruido de las zonas urbanas, hacen que estemos constantemente atentos a sonidos o elementos visuales que no son importantes y eso perturba las funciones cognitivas. Los entornos rurales y naturales ayudan a reducir la fatiga mental y nos ayudan a pensar con mayor creatividad, lo que favorece a resolver los problemas del día a día con mayor facilidad. – En un estudio realizado por Frances E. Kuo y Andrea Faber Taylor, han descubierto que exponer a niños con TDAH a actividades al aire libre reduce significativamente sus síntomas. Por lo tanto, de acuerdo con el estudio, los beneficios de la exposición a la naturaleza se pueden extender a cualquiera con falta de atención e impulsividad. Los doctores concluyen que simples cambios que incluyen actividades “verdes” pueden mejorar la atención y disminuir los síntomas del TDAH. – Al hacer senderismo el cuerpo y la mente están conectados de forma natural. El ejercicio ayuda a mantener nuestras células nutridas y sanas. De hecho, de acuerdo con unos investigadores de la Universidad de British Columbia, el ejercicio aeróbico puede mejorar la memoria y la habilidad cognitiva. En el estudio encontraron que el ejercicio aeróbico incrementaba el volumen del hipocampo en las mujeres mayores. El hipocampo es una parte del cerebro asociada a la memoria espacial y episódica. – La superación, si se practica trekking regularmente, será una meta que puede cumplirse sin problemas pues la confianza se notará en el desempeño diario del deportista. Todo ejercicio físico produce un aumento en la producción de endorfinas, sustancia que genera el cerebro y que se relaciona con el estado de ánimo y el placer y que además son muy beneficiosas para combatir el estrés, mejorar la energía y ayudar a quienes sufren de depresión. – Hacer deporte en general es beneficioso, hacerlo en la montaña tiene algunos beneficios añadidos, la belleza y la pureza del medio natural nos predispone a olvidarnos de todo, disfrutar y dar lo mejor de nosotros, además, en el medio natural existen riesgos que nuestra mente deberá afrontar y que proporcionan aprendizajes para superar problemas de la vida cotidiana. – El deporte de montaña puede considerarse un deporte duro, el cuerpo se expone a un gran esfuerzo físico intentando alcanzar la cima, ya sea con más o menos desnivel, subir siempre cuesta. Cada paso que se da, es un paso más cerca del objetivo y podemos ver como este deporte se convierte en un símil de la vida, ya que siempre intentamos llegar más alto, intentamos mejorar en cualquier aspecto de nuestra vida. Además al ser un deporte individual normalmente, nos asegura que los objetivos propuestos sean propios, lo que favorece nuestra capacidad para motivarnos y poner en marcha todos nuestros recursos para conseguirlo, para que cuando terminemos nos sintamos totalmente realizados y satisfechos, lo que sin lugar a duda fomenta el incremento de la autoestima y mejora nuestro autoconcepto. La finalidad del presente artículo como ya os mencioné al principio es que conozcáis un poco más de mi, y que entendáis la importancia de cuidar de nosotros mismos, es cierto que se tiene que compaginar nuestras prioridades con las de la gente que queremos, pero en muchas ocasiones priorizamos las prioridades de nuestros familiares y amigos antes que las nuestras y nos descuidamos a nosotros mismos. La intención no es despertaros una pasión hacia esto concretamente, cada persona es distinta y quizás mis gustos y los vuestros no tengan nada que ver, pero como muchas veces os comento en consulta, hay que buscar actividades que te hagan sentir bien, que te alejen de lo rutinario, y por qué no, la montaña puede ser una de ellas. Recordar que invertir tiempo social es importante, pero también lo es, invertir tiempo en uno mismo y saber disfrutar de ello.